Confía en Mí y abriré tus ojos a la Verdad de tu glorioso futuro

Mi querida hija, hago un llamamiento a todos los jóvenes del mundo, de todos los credos y todas las religiones.

Yo Soy Jesucristo, el Salvador del mundo y me daré a conocer a ustedes, pronto. Una vez que esto suceda, durante un evento sobrenatural, que se experimentará en todo el mundo al mismo tiempo, conocerás la Verdad.

Puede que ahora no aceptéis Mi Llamada. Puede que no Me acojáis en vuestro día a día, pero cuando sintáis Mi Amor, nada más os volverá a importar. El tiempo para la Segunda Venida está cerca. Este evento, cuando Yo venga a traer Paz, como Yo anuncio en el Nuevo Paraíso, los abrumará con una alegría, que nunca antes han experimentado. Te traeré una vida más allá de tus sueños - una vida que cuando la vislumbres será todo lo que deseas.

La Segunda Venida no debe ser temida, ya que será la ocasión más poderosa y alegre. Esta es Mi Promesa. Nunca debes preocuparte o sentir que la vida ha terminado - que se te negará el tiempo que das por sentado en el mundo - porque la vida sólo estará comenzando. Esta vez no habrá tormento, dolor, ira, odio o división. Sólo prosperará el amor y, con él, una vida de esplendor, en la que vivirás en gran unidad, en amor y paz con tus seres queridos.

Estoy preparando al mundo para este Gran Acontecimiento, que ha sido profetizado. Para prepararte, para que en un abrir y cerrar de ojos el mundo cambie para siempre, debes venir a Mí. Para que se te conceda esta vida en el Nuevo Paraíso, donde conservarás un cuerpo y un alma perfectos, debes pedirme que limpie tu alma. Para que Yo haga esto, debes pedirme que te perdone tus pecados. Es así de simple. Yo sé que eres un pecador. Tú sabes que eres un pecador, pero esto nunca debe separarte de Mí.

Si estás preocupado o temeroso, cuéntame tus preocupaciones y Yo aliviaré tu dolor. Confía en Mí y abriré tus ojos a la Verdad de tu glorioso futuro. Cuando la Tierra se renueve y se anuncie la Segunda Venida, Yo estaré esperando para saludarte. Siempre te amaré, porque fue por ti que entregué Mi Cuerpo, cuando permití que me crucificaran. Si tanto te amo, nada debe impedirte invocarme hoy.

Espero su llamada.

Tu Jesús